Esta obra del escritor chileno Antonio Skármeta es la que más he disfrutado leyéndola y disfrutado con sus páginas, por ello, espero que este mismo sentimiento se plasme en mi reflexión acerca de la obra.
Título: La ComposiciónAutor: Antonio Skármeta
Ilustraciones: Alfonso Ruano
Editorial: Ekaré
Año primera publicación: 1998
El tema principal sobre el que se articula esta obra, es la guerra, una situación bélica... más en concreto sobre la dictadura de Pinochet. Parece un tema, a priori, con más influencia en un público más adulto, pero gracias a las ilustraciones y a la calidad del mensaje que transmite el texto, se considera como una gran obra dentro de la LIJ. Por tanto, esta obra no es una historia cualquiera sobre la dictadura. Es el reflejo fiel del momento histórico y social, atravesado por la mirada y comprensión de Pedro, un niño de nueve años.
En este libro, se narra la historia de un joven chico, Pedro, el cual es sorprendido un día en su colegio por la visita de unos militares que pedían a los alumnos allí presentes, la redacción de una composición sobre la actividad nocturna de sus padres, bajo la promesa de entregar un premio a la mejor composición.
Hasta el momento, la palabra que más se ha repetido en esta entrada del blog, es la palabra composición y no es pura coincidencia, ya que, esta palabra no solo hace alusión a la redacción pedida por los militares, si no que, también es utilizada a modo de símbolo como la evolución que experimenta Pedro. Este niño, no acaba con los mismos pensamientos del principio, desde el comienzo de este libro, Pedro se mostraba como un niño más, inocente en su esencia, pero todo cambia cuando en uno de sus fantasiosos y emocionantes partidos de fútbol con sus amigos (resulta fascinante como el autor consigue hacer que nos empapemos de la misma ilusión y emoción que el niño cuando va a tirar para marcar gol) va a celebrar un gol, pero se da cuenta, que esta vez el gol no conllevaba una celebración multitudinaria sino que todos sus amigos se quedan inmóviles e incapaces de responder ante lo que estaban viendo, la detención del padre de uno de ellos, el padre de Daniel.
Desde el principio podemos darnos cuenta la intención del narrador en establecer un juego entre dos registros: el lector implícito infantil y el lector adulto. Es decir, como existen dos miradas distintas con las que tratar la historia, el autor nos invita a comprenderlo todo desde los pensamientos e inocencia de Pedro, pero nuestra parte adulta, se preocupa y siente tensión por todo lo que está haciendo Pedro, es pasmoso cómo se consigue crear intriga y suspense en tan pocas páginas. Este constraste que se establece, es de los aspectos que más han llamado atención y de los que más he disfrutado, el cómo un libro tan corto, puede hacer sentirnos estrés por lo que está ocurriendo, como si de una película de terror se tratase cuando el asesino se encuentra detrás de la puerta. Esta sensación de involucrarnos totalmente con lo que hace el niño, en gran medida es gracias a las ilustraciones realistas de Alfonso Ruano, que consiguen que se plasmen a la perfección los sentimientos, dotando de gran significado a las mismas, nos guían en la lectura del libro, ayudándonos a comprender mejor la historia, pudiendo establecer un grado de empatía mucho mayor, y de esta forma involucrarnos totalmente en la historia. Son ilustraciones con variedad de colores, con acabados de acuarelas, que en ocasiones ocupan una pagina o ambas, pero la verdadera importancia de ellas, es que, como todas, no restan si no que suman y aportan junto con el texto el significado de la obra.
Volviendo a hablar de la evolución del niño, es importante destacar las distintas fases que vive el niño en su peculiar camino. Al comienzo, experimentaba como cualquier otro niño la inocencia y el aislamiento de "temas de adultos" como cualquier otro niño de su edad, pero cuando oye por primera vez la palabra Dictadura, es cuando comienza su incertidumbre pero también su curiosidad, es por ello que comienza a hacerse preguntas y opta por preguntar a sus padres, pero ellos desde una posición protectora le dicen que "Los niños no están en contra de nada. Los niños son simplemente niños. Los niños de tu edad tienen que ir a la escuela, estudiar mucho, jugar y ser cariñosos con sus padres." a partir de este momento, Pedro cambia su forma de pensar, pero sus padres seguirán en el empeño de protegerlo, y pretenderán que siga siendo un niño sin preocupaciones. Quería comentar esta progresión en la evolución del personaje, porque ha llamado mucho mi atención, ya que la conexión con Pedro ha sido esplendida, un lector infantil seguramente conecte en un buen grado con este niño, sintiendo que a él también sus padres le ocultan o no le cuentan la verdad sobre todo, porque "los niños no deben saber de todo", es por ello que considero esta conexión personaje-lector como fundamental de esta obra, es un aspecto muy importante que los lectores puedan sentirse identificados con la historia para que verdaderamente disfruten con ella. Sin embargo, cuando un adulto lee esta obra, lo hace desde otra perspectiva, desde la protección hacia el niño y vaticinando lo que puede llegar a ocurrir, sobre todo considero, que si esta obra la lee una persona que ha vivido situaciones similares en su pasado, podrá conectar con los sentimientos desprendidos del libro y asegurarse una experiencia agradable y enriquecedora.
Los símbolos también están presentes en esta obra, la radio y la pelota son potentes elementos simbólicos: la primera representante del universo adulto, abastecedora de información, condensa la preocupación y la incertidumbre; la pelota, se vincula al mundo infantil y los deseos de Pedro. Para saber cómo resuelve Pedro la composición y saber qué comprendió en su proceso de perder parte de la inocencia, tenemos que esperar hasta el final cuando Pedro lee la composición a sus padres, en un clima de incertidumbre y temor. El final me ha gustado bastante, por el símil que se establece como el afianzamiento de algo nuevo, de un nuevo aprendizaje, entendiendo esta obra como un viaje hacia la vida adulta, donde abundan las preocupaciones y la inocencia no destaca entre sus características.
Sin duda alguna, volveré a leer este libro, y con casi total seguridad lo leeré en la clase que un futuro no muy lejano imparta. Este libro tuve la oportunidad de leerlo en clase en formato físico, y es por ello que pude disfrutarlo con plenitud, aunque me hubiese gustado volver a tenerlo para volver a tornar otra vez sus páginas. Otros libros u obras, que leí a raíz de este fue Fuera de juego de Fabrizio Silei, con el cual también disfrute con su lectura, por ello recomiendo también la lectura de esa obra, ya que también trata el tema de la guerra bajo un ambiente de fútbol, como nuestro personaje Pedro, apasionado de este deporte. Por ello considero la lectura de esta obra como ejemplo de esos autores que se han preocupado por la situación de la niñez desde su postura de desamparo frente al mundo lleno de ocupaciones y problemas de los adultos y nos muestran cómo logran sobrevivir a estos apelando a los recursos afectivos y sensibles que tienen los niños y las maneras de relacionarse entre sí. Con esta obra, muchos niños y niñas pueden entender la lectura como medio de expresión de sus sentimientos que se encuentran en la propia obra. Una posible actividad para esta obra sería dividir la clase en grupos, y en cada grupo organizar los papeles que desempeñaría cada alumno dentro de un programa de radio (el entrevistador, el entrevistado, el guionista...), relacionando esta actividad con la radio que escuchaban los padres de Pedro, en cada programa de radio que tendrá un nombre distinto personalizado por ellos, podrán hacer aquello que les parezca oportuno, una entrevista, un resumen, un análisis... cualquier cosa que nos permita comunicarnos de una manera diferente.
Por último destacar un concepto de la educación literaria que a mi parecer se da en armonía en este libro: La educación literaria entiende la literatura como un hecho comunicativo, resultado del encuentro entre la obra y su lector. La comunicación sólo es posible si interviene el emisor (autor y obra) y el receptor (lectores), y por ello se consideran fundamentales las aportaciones que realiza el lector.
Por último destacar un concepto de la educación literaria que a mi parecer se da en armonía en este libro: La educación literaria entiende la literatura como un hecho comunicativo, resultado del encuentro entre la obra y su lector. La comunicación sólo es posible si interviene el emisor (autor y obra) y el receptor (lectores), y por ello se consideran fundamentales las aportaciones que realiza el lector.
La obra que recomiendo personalmente a raíz de esta obra, es Fuera de juego de Fabrizio Silei, donde el protagonista también es un niño apasionado del fútbol bajo un ambiente también de guerra.
Bibliografía utilizada:
Gaby, G. (18 de junio de 2015). Reseña: La Composición (Antonio Skarmeta). Historias imaginarias. Extraído el 18 de abril de 2020 desde: https://historias-imaginarias.blogspot.com/2015/06/resena-la-composicion-antonio-skarmeta.html
Silei, F. (2014). Fuera de juego. Granada: Barbara Fiore Editora
La composición, Antonio Skármeta. Club de catadores. Extraído el 18 de abril de 2020 desde: https://clubdecatadores.wordpress.com/2016/12/29/la-composicion-antonio-skarmeta/
La composición, Antonio Skármeta. El cuaro de los libros. Extraído el 18 de abril de 2020 desde: http://ester-elcuartodeloslibros.blogspot.com/2013/08/antonio-skarmeta-la-composicion.html
Mendoza, A. (2005). La educación literaria desde la literatura infantil y juvenil. En M.C. Utanda, P. Cerrillo, y J. García-Padrino (Coords.). Literatura infantil y educación literaria (pp. 33-61). Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Sabbatini, O. (5 abril de 2017). “La Composición” de Antonio Skármeta: un cuento para niños sobre la dictadura. Qué hacemos má. Extraído el 18 de abril de 2020 desde: https://www.quehacemosma.com/la-composicion-de-antonio-skarmeta-un-cuento-para-ninos-sobre-la-dictadura/
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