Voces en el parque de Anthony Browne


En esta ocasión, ofreceré mi pequeño análisis y aportación sobre este libro-álbum característico y definitorio de la LIJ escrito en 1999 por Anthony Browne.


Título: Voces en el parque
Autor: Anthony Browne
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Año: 1999, México

La lectura de este álbum metaficcional se hace fundamental con el objetivo de entender, estudiar y disfrutar de la voz narrativa y de la focalización interna en la literatura infantil. Además, se trata de una obra totalmente dinámica, con la que cuesta pasar de página, para no perderse ningún detalle de sus elaboradas ilustraciones. La trama es simple, la historia de un paseo, pero, contada desde cuatro voces distintas de forma coordinada, convirtiéndose de esta manera, en cuatro relatos. Las cuatro voces van a contar, en esencia, lo mismo, pero con distintos puntos de vista, en la que cada narrador dará su versión de la historia, desde su vivencia personal. 

La narración se divide en cuatro obras identificadas como tales: Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Voz, eso sí, con personajes distintos en cada una de ellas, ofreciendo cada personaje una información distinta, es por ello, que es el lector quien tiene toda la información y puede reunirla para tratar de unificar los cabos sueltos que cada personaje deja. Esto se hace más que evidente cuando la ilustración nos muestra más información que el texto, por ello, se llega a la conclusión de que ningún personaje está contando la historia totalmente verdadera, ya que se contradicen, sino que hay varias historias en sus distintas versiones. A modo de seguir el hilo de este análisis, considero importante, comprender que es la focalización como clave de la LIJ. La focalización la podemos entender como la identidad del narrador y el juego que se produce, en este caso este juego es más que evidente ya que no sólo encontramos un narrador, si no cuatro. En esta obra la focalización es interna ya que cada narrador o "voz" dicen lo que piensan en base a lo que ellos han percibido y vivido, por ello, destacando lo que dice Silvia Díaz en su artículo "La metaficción como un juego de niños" : cada relato de las voces posee una focalización fija, pero la historia compleja mantiene una focalización múltiple para narrar el mismo hecho. 

La Primera Voz es de la madre de Carlos, el cual es un joven niño que vive a la sombra de su elegante y refinada madre, en este relato también aparece Victoria, su perra labrador de pura raza. Los tres juntos, van al parque, y nada más llegar, la madre de Carlos se molesta por un "apestoso" perro que se acerca a su "imperial y majestuosa" perra, la dueña le ordena al otro perro como si de su hijo se tratase, que se alejase, pero el canino, hace caso omiso. Mientras la madre piensa en que hará de cenar, cuando vuelve de ese trance, se da cuenta de que Carlos ya no estaba a su vera, para cuando se percata de dónde está, observa que está hablando con una niña e inmediatamente le ordena regresar, para volverse a casa.

La Segunda Voz es el padre de Mancha, que a su vez también es dueño de un perro. Como la anterior familia deciden ir al parque a dar un paseo, este hábito parece que suele animar al padre, ya que el relato comienza con la actitud depresiva del padre, pero tras el paseo, vuelven a casa todos juntos, en un ambiente totalmente cambiado. Este suceso se puede apreciar perfectamente en los cambios que se producen en las ilustraciones, desde el cambio en las tonalidades de colores hasta en los elementos que intervienen en las propias ilustraciones. 

La Tercera Voz es Carlos al que ya habíamos conocido un poco en el primer relato, por ello, es aquí donde me doy cuenta que antes, donde el protagonista (la madre) era totalmente egocéntrico, aquí Carlos es dónde va a tener su propio espacio para expresarse como vivió aquel paseo. A medida, que vamos leyendo, nos damos cuenta que la historia es la misma, pero con otros detalles y sucesos que antes no se habían contado o no se les había dado importancia. En una de las ilustraciones que se presentan, se constata lo que ya venía pensando, que Carlos vive a la sombra de su madre, y eso se puede apreciar gráficamente en la obra, en el propio dibujo de la sombra y como en los elementos que rodean el paisaje adquieren la forma del sombrero de su progenitora, pero no solo observamos este forma de sombrero en esta ilustración, sino en varias de ellas, lo que yo entiendo con este detalle, es que Carlos se siente libre cuando se aleja de esas formas de sombreros (aludiendo a su madre) y disfruta, como podemos ver cuando se va a jugar con la niña que había conocido en el banco. 


La Cuarta Voz es Mancha, y cuenta la historia de su paseo, que en muy poco se parece a lo relatado por Carlos, el espacio en el que Mancha sitúa su relato, es fantasioso, con frutas gigantes, arboles con siluetas de la cola de una ballena, en general, una explosión de colores. Además, conocemos otros sucesos que ocurren, que no sabemos si son verdaderos, como la entrega de una rosa por parte del niño, o cuando jugaron en la fuente o en quiosco. El final de esta obra concluye con la ilustración de cómo Carlos vuelve a casa y como esa rosa, que según el relato de Mancha, que le había regalado a su nueva amiga, es metida en una taza con agua. 


Ahora bien, habiendo entendido la historia, o no, debido a las numerosas contradicciones que se establecen a lo largo de ella, quiero destacar la importancia de las ilustraciones. Podemos ver como los numerosos cambios se suceden en ellas, conforme vamos avanzando en la obra, sin embargo, las ilustraciones siempre irán en sinfonía o focalizadas con lo relatado por la voz correspondiente. Incluso el tipo de letra va cambiando, pero algo que llama la atención, es como también cambian las estaciones en cada una de las voces, sin embargo, si hay algo que parece inamovible, es la figura de la madre de Carlos, que en todas las voces aparece representada de una manera u otra, pero siempre bajo la figura de ese enigmático sombrero que le caracteriza. Lo que podemos deducir de todas estas contradicciones, de la adición de nuevos elementos o sucesos, o todo lo contrario de lo supresión de los mismos, es que es el lector el que debe interpretar la historia según lo que haya percibido. Otro elemento, que me gustaría destacar, es el símbolo que representan los perros, en la mayoría de las ilustraciones, estos animales están integrados indirectamente o directamente en ellas, en mi opinión, representan lo mismo que los niños, la libertad que sienten cuando se alejan de sus progenitores o dueños, para luego volver a la realidad que viven.

Esta obra, la he leído con pausa y detenimiento como todas, pero es verdad que hasta que me he puesto con el análisis de la misma, para realizar este Diario de Lectura, no me he dado cuenta de muchos elementos importantes, es por ello, que considero que esta obra, debe ser tratada con mucha paciencia, y reflexionando con todos los relatos que nos ofrecen los protagonistas, y por tanto, luego cada cual, podrá tener una visión personal tras la lectura de la obra. Posiblemente, si la obra pudiese haberle leído en físico, mi experiencia hubiese resultado más agradable, pero aun así en formato electrónico, he podido disfrutar de ella, pero siempre será la sensación de tener la obra en tus propias manos y poder jugar con ella de una mejor forma, aunque en formato electrónico tengamos algunas ventajas como la de hacer zoom para investigar en los detalles. Además, he podido identificar claras referencias a personajes de otras obras, como King-Kong, Papa Noel, Campanilla de Peter Pan, el grito de Eduard Munch... que dotaban de mayor referencia cultural a la obra, pero que no incidían en la misma.

En conclusión, me parece una obra totalmente apropiada en el marco de la LIJ para trabajar en la escuela, ya que con ella, podremos aprender a fijarnos más en los detalles, y como en ocasiones, las ilustraciones "hablan" más que los textos, ofreciendo informaciones alternativas al hilo de la trama narrativa, podremos también conocer la voz narrativa y los distintos puntos de vista que se pueden establecer, y como nosotros podemos establecer el nuestro propio y darnos cuenta que él de al lado, puede tener uno totalmente distinto, por que depende de como haya leído la obra, de que le haya transmitido, de sus anteriores experiencias lectoras... por ello, es una obra que no deberían perderse ni niños ni adultos. Por tanto, podríamos establecer una posible conversación literaria basándonos en el modelo propuesto por A. Chambers (2007) realizando preguntas desde las básicas hasta las especiales, y sobre compartiendo aquello que haya podido desconcertar, y cual ha podido ser la verdadera historia de las cuatro narradas. En definitiva, conversar tras esta lectura, puede ser un caos por la diversidad de opiniones y reflexiones que se generarán, pero resultará muy interesante y enriquecedor.
A raíz de esta lectura quiero recomendar el libro Este no es mi bombín de Jon Klassen, donde podrán encontrar un juego similar metaficcional con el que poder disfrutar igualmente. Esta obra con solo tres personajes, muy pocas palabras y muy pocas ilustraciones cuenta una historia llena de aspectos a desarrollar: un pez roba el sombrero de otro, dándose a sí mismo explicaciones tranquilizadoras y dando por supuesto que se va salir con la suya.
Klassen, J. (2013). Este no es mi bombín. Editorial Mil razones 


Bibliografía utilizada: 

Díaz, S. (2005). La metaficción como un juego de niños. Recuperado de: 

Mesas, L. (5 de mayo de 2009). Voces en el parque. Revista Babar. Extraído el 12 de abril de 2020 desde: http://revistababar.com/wp/voces-en-el-parque/




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